A partir de la malla curricular reticular se forman profesionalmente los egresados del CUCEA, contando con un núcleo distintivo que lo diferencia de otros campus universitarios y de otras instituciones educativas
La inclusión de dichos elementos no se limita a la incorporación de contenidos o de ciertas unidades de aprendizaje específicas en el currículo, sino que se vuelven objeto de prácticas transversales cocurriculares y extracurriculares congruentes y pertinentes durante la trayectoria universitaria, las cuales podrán desarrollarse a través de programas, prácticas, talleres, proyectos, conferencias, visitas, entre otros, ya que sabemos que su desarrollo requiere trabajo de toda la comunidad. A continuación, se presentan los elementos que caracterizan dicho perfil.
Se refieren a las capacidades que permiten a las personas interactuar de manera efectiva con los demás, adaptarse a diferentes situaciones, resolver problemas, comunicarse de manera asertiva, trabajar en equipo, entre otras. Estas habilidades son fundamentales para el éxito personal y profesional, ya que complementan los conocimientos técnicos y académicos (habilidades duras) desarrollados durante la formación universitaria (Karimova Nilufar, 2020).
El desarrollo de estas habilidades se fundamenta en la teoría de la inteligencia emocional de Goleman (1995) y teorías de Mayer y Salovey (1997), citados por Rodríguez Siu et al. (2021), y representan una combinación dinámica de habilidades cognitivas, metacognitivas, interpersonales, intelectuales y prácticas. Las habilidades sociales ayudan a las personas a adaptarse y comportarse positivamente para que puedan afrontar eficazmente los retos de su vida profesional y cotidiana (Cinque, 2017 citado en Gilyazova et al., 2021). Existen tres clasificaciones de las habilidades blandas: 1) habilidades sociales y comunicativas, 2) habilidades cognitivas y 3) atributos personales e intelecto emocional.
El perfil del CUCEA integra el desarrollo tanto de habilidades digitales instrumentales básicas como fundamentales, las cuales se irán adaptando a los avances tecnológicos y digitales. Buscamos desarrollar las habilidades digitales en el estudiantado para la gestión de información, comunicación, creación de contenido digital de calidad, seguridad y empatía digital, análisis de datos, inteligencia artificial y big data, con la intención de potenciar la productividad profesional a través de un uso ético.
El emprendedor es un actor que al generar un esfuerzo innovador para la creación e introducción de nuevos productos, servicios o resultados se va integrando a la dinámica económica y social de una comunidad (UNESCO-UNEVOC, 2021).
También llamadas competencias interculturales, “es la capacidad multidimensional que abarca la capacidad de la persona para examinar problemas globales e interculturales, comprender y apreciar diferentes perspectivas y puntos de vista, interactuar de manera exitosa y respetuosa con los demás y tomar medidas para el bienestar colectivo y el desarrollo sostenible” (OCDE, 2019).
Se plantea la necesidad de involucrar al sector productivo en el desarrollo de experiencias de aprendizaje universitario que resulten significativas, pertinentes y relevantes para los estudiantes. Entendemos al sector productivo como agentes múltiples, los cuales podrían tomar la forma de emprendedor social, sociedad civil, administración pública, empresa, organismos, etcétera.
Este modelo incorpora al docente como centro del trabajo en triada (sector productivo, docente y estudiante), a través del seguimiento de experiencias profesionales de los estudiantes del CUCEA en los diferentes sectores productivos por medio de proyectos y solución de problemas reales. Esto permite, por un lado, fortalecer los lazos entre la universidad y el sector productivo y, por otro, mantener a los docentes actualizados en lo que sucede en el sector productivo para que los procesos de enseñanza-aprendizaje del CUCEA estén orientados a las necesidades reales del contexto
La Organización de las Naciones Unidas define el desarrollo sostenible como “la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” (ONU, s.f.). A partir de esta definición, que resalta la necesidad de equilibrar el progreso actual con la preservación de los recursos y el medio ambiente en miras de las generaciones futuras, el CUCEA reconoce la importancia del desarrollo sostenible en su enfoque educativo.
El enfoque de sostenibilidad en la educación superior del CUCEA desempeña un papel clave en la promoción de la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), donde es imperante reconocer que vivimos en un mundo con recursos finitos.
El acceso progresivo de las IES a la formación interdisciplinaria de los estudiantes, tanto de pregrado como de posgrado, ha sido reconocido como necesario tanto para la investigación como para el aprendizaje global y local. Acercar a los estudiantes a la interdisciplinariedad es un paso necesario para prepararlos en comprender un mundo cambiante. Además, permite enriquecer el perfil de cada profesión con aspectos de otras disciplinas.
La Universidad de Guadalajara propuso el cambio hacia el impulso de la inter-, trans- y multidisciplina, entre otras estrategias, con la conversión de los campus en centros multitemáticos. Congruente con esta visión, el CUCEA propone para su perfil la incorporación del ideal de la interdisciplina dentro del currículum a partir de orientaciones especializantes. Estas orientaciones especializantes se componen de tres unidades de aprendizaje que se desarrollan con base en proyectos y al menos una orientación es de carácter obligatorio.
Así, se busca que el perfil de los profesionales egresados del CUCEA sea un sello característico de este campus, independientemente del programa educativo que curse. Es así como el perfil del egresado se concibe como un ciudadano global, con una formación integral y un desarrollo de habilidades blandas que les permitan resolver problemas, reflexionar, ser creativos, tener un pensamiento crítico, operar riesgos, manejar la incertidumbre, contar con competencias digitales y emprendedoras, que tengan comportamientos sostenibles viviendo en armonía con los otros y con el medio ambiente y trabajando con otras disciplinas en la solución de problemas globales.